Política en Línea

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* Morena-PT: alianzas y contra alianzas  * El PRI maniata a sus precandidatos

Una gran desinformación frente a la sociedad surge de la opacidad con la que se han difundido los acuerdos de la alianza Morena-PT, de cuyos partidos surgen dos versiones de convenio político para participar en sociedad en las elecciones de junio próximo.
Sin embargo no podemos considerar que se haya tratado de un ejercicio antidemocrático pues ambos partidos carecen de capital político al cual consultar ya que la base de carne y hueso que presume Morena no es propia, sino de Andrés Manuel López Obrador, y se arrogan o abrogan el derecho a votar o no por otros personajes, porque no sienten la obligación de hacerlo, sino sólo por AMLO y eso ya lo vimos en Coahuila y Estado de Hidalgo hace unos meses, razón por la cual los morenistas exigen perfiles con los cuales se sientan realmente comprometidos a acudir a las urnas.
Mientras tanto, el PT cuenta con militancia, pero escasa, al grado de que los asuntos e intereses políticos se ventilan en familia, por tanto es difícil que haya desacuerdos.
Las bases que apoyan a Morena (por obra y gracia de la fe que profesan a AMLO) exigen que, a su vez, sean verdaderos aliados permanentes de López Obrador y no sólo por convenio político los que participen en las precandidaturas y candidaturas a los diversos cargos de elección. Quieren que sus figuras representen a las mayorías de AMLO, razón por la cual exigen, por lo menos en el caso de Apatzingán, que sean morenistas los candidatos, porque representan el 98 por ciento de la votación obtenida por Morena-PT en la elección de 2018 en lo concerniente al 12 distrito electoral.
Por el PT defiende la causa de su partido el diputado federal Francisco Huacus Esquivel, pero sólo encuentra eco en honrosas excepciones ciudadanas.
Y de esta cupular alianza Morena-PT surge un presunto reparto de intereses que constituye una falta de respeto hacia el pueblo; a ese pueblo al cual todos los partidos, incluído el de AMLO, han jurado lealtad y amor eterno, pero no han cumplido. Recordemos que cuando estos dos partidos aliados no eran nada en el ámbito electoral y sus mesiánicos políticos, quienes se decían diferentes resto, ahora que están  encumbrados en los cargos han cambiado de actitud y no sólo demuestran voracidad, sino que mienten como en su momento mintieron los priístas, panistas y perredistas. Con ello confirman que su origen está en los partidos que ahora dicen detestar.
En las condiciones de alianza entre  Morena y PT, hay mentiras que ya nadie podrá borrar porque de un lado o del otro han ocurrido.
Mientras el PT difunde intensamente en Apatzingán la especie de que las cúpulas de Morena-PT determinaron el reparto de distritos federales -con todo y sus demarcaciones locales y municipales-, para uno u otro partido de esa alianza, por otro lado se alzan voces morenistas que aceptan que hay sociedad política, pero difieren en el criterio de asignación de candidaturas, pues aseguran que estas no surgirán por obra y gracia del dedo de nadie, sino que cada uno de los dos partidos tendrán que hacer sus propuestas, y luego se definirán  los abanderamientos mediante diversos métodos, aunque se inclinan por la encuesta.
Pero mientras en enero el PT expandía su especie a los cuatro vientos mediante ruedas de prensa sin el aval de un sólo morenista representativo, en Morena hacían mutis, más por falta de dirigentes partidistas, que por cualquier otra cosa y terminaron por conceder como verdad lo dicho por el diputado federal Huacus Esquivel, quien recibía el espaldarazo de su compañero de cámara, el también petista y ahora señalado por presuntos actos de corrupción por parte de la Fiscalía de la Ciudad de México, Mauricio Toledo Gutiérrez.
Y en vía de mientras se integró un abanico de candidatos a la presidencia municipal de Apatzingán, a la diputación local del distrito 23 y a la diputación federal del distrito 12.
Hay cartas desde lo sublime hasta lo ridículo, unas altamente viables y otras impregnadas de una indiscutible dosis de oportunismo.
Sin embargo hay también personas que aspiran a los cargos de elección popular con un preocupante desconocimiento del ejercicio público, las cuales se autoproclaman, sin obtener el reconocimiento de nadie, es decir, ningún ciudadano de la sociedad  apatzinguense y regional les avala, por lo que no queda otra cosa a los autoproclamados que echarse porras solos.
Sin embargo un adéndum  (agregado) en el acuerdo de alianza Morena-PT, podría deshacer el entuerto en que se encuentran entrampados, ya que, luego entonces, habría un proceso abierto para elegir a los candidatos y de cualquiera de los dos partidos que surjan, tendrán que ser apoyados por las dos entidades políticas.
Es así como podría surgir una carta fuerte que pudiera poner orden a al tema de el diferendo entre morenistas y petistas, la cual, en estos momentos tendría que estar registrada en la precandidatura. Se trata de Roldán Álvarez Ayala.
Si figura es impulsada al interior de Morena, sin embargo hace falta conocer si en realidad está decidido a participar.
No pierdan de vista esta especulación.
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Otro entuerto lo generó el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el cual maniató a sus precandidatos a las presidencias municipales y a las diputaciones locales en Michoacán, al prolongar hasta el 28 de febrero su decisión final respecto a quienes serán considerados los mejores perfiles en cada espacio geográfico para ir a la contienda de junio.
Eso quiere decir que todos los precandidatos participantes tendrán que esperar pacientemente su abanderamiento o eliminación de la contienda hasta el último día del mes de febrero, casi en la víspera del registro de candidatos ante el Instituto Electoral de Michoacán (IEM), con la finalidad de que ninguno tenga margen cronológico de maniobra en contra de la decisión final.
De esa manera la cúpula priísta en la entidad enfrenta a su reto de nombrar aspirantes oficiales a los cargos electorales en las zona geográficas en donde le corresponde hacerlo por hegemonía política sobre el PRD y el PAN, pero demuestra temor e irresponsabilidad para cumplir con la convocatoria inicial, por diversos factores tal vez previstos en un principio, pero vistos con ligereza.
Ahora el PRI ha determinado agotar los tiempos preelectorales para dar a conocer a sus candidatos cuando el reloj les marque el cuarto para las doce, con la finalidad de que los eliminados no tengan la mínima oportunidad de reacción, por tanto para que no  desgasten a quienes resulten seleccionados en cada municipio y distrito local cuya responsabilidad corresponde al tricolor, en la alianza denominada «Equipo por Michoacán».
La situación tiene nerviosos y con alergia a todos: priístas y no priístas, incluso a los ciudadanos sin partido.
Es obvio que la sociedad espera de todos los partidos perfiles capaces, sensibles, honestos, trabajadores y de resultados tangibles en beneficio de la colectividad.
En nuestro país el sistema político electoral es tan convenenciero, que las convocatorias de los partidos no tienen la rigidez necesaria para delinear perfiles de una sola pieza rumbo a las candidaturas.
Suele ocurrir que una sola convocatoria describe un perfil para cada municipio, por tanto están llenas de incongruencias, pues para una localidad se busca a un personaje que es todo lo contrario del que se pretende para otra.
Es tanto como estipular que para un municipio equis, el candidato debe tener un lunar en la mejilla izquierda, mientras que el de otra localidad debe tenerlo en la mejilla derecha. Acostumbrado está el PRI a describir específicamente, vamos, casi físicamarnte, al que va a ser el candidato en cada municipio. Ello se debe a que siempre juega con dados cargados.
En esta ocasión el  PRI estatal renunció a su responsabilidad de cumplir con su convocatoria inicial y en un sistema electoral de partidos como el mexicano, en donde se hacen los trajes a la medida a través de las convocatorias internas, en el caso de Michoacán  tuvieron que ampliar el plazo hasta el 28 de febrero porque a la comisión dictaminadora encabezada por Israel Labrada y Rocío Luquín ha sufrido en serio en algunos casos municipales.
Mientras tanto, panistas y perredistas sólo están a la espera de ver quién es el candidato del PRI para disciplinadamente  comprometerse a votar por él, o solamente hacer la finta y luego inclinarse por otras opciones.
Hasta la próxima.