Una tragedia muy anunciada

Una tragedia muy anunciada

Por: Iván Ureña

En el 2010 fue en San Martín Texmelucan, Puebla, 27 muertos; en noviembre del 2018, en Tabasco, cuatro. Tan sólo del año 2017 a noviembre del 2018, se supo de 30 fallecidos relacionados con explosiones del huachicol. Ya con esta administración federal, el 12 de enero, circuló un vídeo de robo de combustible en el Estado de México; dos días después, en Guanajuato.

Tlahuelilpan es tierra  del huachicol, en los últimos tres meses se habían realizado 10 tomas, la penúltina el 18 de diciembre, se requirieron 12 horas para controlar el incendio. El pasado viernes, volvieron a perforar el ducto e invitaron a la población a que participara del robo -En las gasolineras, que hay condiciones de seguridad muy superiores, no se permite fumar ni el uso de celulares porque son una fuente de calor- donde brotaban los chorros de gasolina, había gente fumandocon celulares encendidos y grabando, las advertencias de la policía las tomaban a broma, la irresponsabilidad de la población en todo su esplendor.

El ejercito no actuó ¿por qué?

En un paraje muy cercano a Tlahuelilpan, una semana antes, las tropas habían tratado de frenar una ordeña, pero fueron rodeadas por los enardecidos ladrones de combustible. Un soldado disparó contra dos, un huachicolero murió. Los pobladores rateros, no sólo le quitaron las armas a los militares, sino que los secuestraron por varias horas, además los golpearon y amenazaron con quemarlos vivos. El asunto se resolvió cuando uno de los oficiales acordó entregar al ministerio público al efectivo acusado de disparar. Por dos hechos sumamente graves: el robo de gasolina y secuestrar y golpear militares, ningún huachicolero fur aprendido; en cambio el soldado que se comprometió a evitar el robo de huachicol, fue detenido.

El presidente declaró “No debemos reprimir”, no le agradó que en un enfrentamiento con el Ejército un huachicolero hubiese muerto, inmediatamente los generales giraron órdenes a la tropa.

Los huachicoleros se envalentonaron

El viernes 18, el ejército acudió al lugar para contener a la población pero ésta se siguió acumulando, los soldados se hicieron a un lado, ante la instrucción muy clara de no “reprimir”. Ante esto,  los huachicoleros no sólo se estaban burlando, sino que rompieron los vidrios, los faros, del vehículo oficial,  les mentaron la madre e incluso en un exceso de alarde, retaban a los militares: “Bájate, perro, aquí nos rompemos la madre”: el resultado 94 muertos y 52 heridos.

Qué sentido tiene involucrar al ejército en la lucha contra el robo de combustible, si ante un caso evidente de huachicol no puede actuar para impedirlo, es el camino perfecto para que la población le pierda el respeto. Es mejor no involucrarlo.

Evitar el robo de combustible no es represión, es una responsabilidad del Estado. La autoridad está para impedir el robo y punto. Se tiene que partir de algo sencillo y básico: cumplir la ley. 

Ahora que tenemos un presidente decidido a combatir el huachicol, debemos apoyarlo con todo, eso incluye, señalar sus desaciertos.

ivanure@hotmail.com